“Da más fuerza sentirse amado, que creerse fuerte.”
Dr. Carlos Díaz Hernández
Retomo el título de un libro del Dr. Carlos Díaz Hernández, dado a que me parece de gran importancia generar conciencia respecto a que está en nuestras manos la prevención como la reestructuración de nuestra salud mental. Para esto, Carl Gustav Jung, destacado médico psiquiatra y psicólogo suizo en sus múltiples estudios sobre la mente humana, compartió que, la enfermedad es el esfuerzo que hace la naturaleza para curar al hombre, sin embargo, ¿qué pasa si te sales del parámetro de lo que para el sistema es lo correcto o incorrecto con respecto de la enfermedad?, continuamente nos informan que nuestras conductas en la vida no son las adecuadas. Entonces, ¿Qué es lo correcto y lo incorrecto?, me parece que las respuestas subyacen en la subjetividad del individuo, así como la propia experiencia de vida. Dicho lo anterior, y entrando en materia, te pido que te detengas un momento y pienses detenidamente en tus propias respuestas. ¿Conoces el origen de ellas?
Con frecuencia, las respuestas que emitimos diariamente a innumerables cuestiones, están generadas por los pensamientos y las experiencias de otros que a su vez fueron de otros, y de otros y otros, y así sucesivamente, desde hace bastante tiempo. Sócrates, el filósofo griego, decía: “Yo sólo sé, que no sé nada”, en ella, expresa la conciencia de su propia ignorancia, dado a que lo que creía que sabía, sólo era la repetición de lo que alguien alguna vez dijo, y de que somos, algo así como una antena de repetición, mientras el pensamiento no surge de nosotros mismos. Posteriormente surge Rene Descartes, filósofo y matemático inglés, quien con su frase “Pienso, luego existo”, nos permite observar el nacimiento de mi propia existencia a través de mi propio pensamiento, que como bien argumentaba, este último era el acto consciente del espíritu. De tal manera que, si apenas te estás dando cuenta de que eres una máquina repetidora del pensamiento de alguien más, felicitaciones, te estás abriendo la oportunidad de realizar un viaje a tu interior y conocerte. Por consiguiente, retomando lo escrito arriba, es posible que inicies a ser consciente de que muchas cosas que te ocurren en la actualidad (la enfermedad, por ejemplo) no te pertenecen.
Todo aquello que encaja en lo socialmente aceptable, generalmente conduce a la incongruencia respecto de lo que tú estás necesitando. Cuando lo que pienso, digo y hago se encuentra en sintonías distintas, se genera una fuga o acumulación de energía, que desde luego produce la adversidad.
Ya he comentado en artículos anteriores lo que nuestros pensamientos nos generan corporalmente y continuando con ello, te propongo un ejercicio para contextualizar con esto.
Evoca un recuerdo de tu infancia que aun en la actualidad te siga generando algún disgusto, malestar, incomodidad, etc., (tómate un momento y si deseas puedes cerrar los ojos). Te pido ahora que te observes internamente y te des cuenta cuáles son tus pensamientos a partir de lo que evocaste, cuál es tu sentir en tus diferentes partes del cuerpo y que es lo que a través de esto sientes necesidad de realizar. Por unos instantes date cuenta del tiempo que llevas sin resolver aquello, de cómo es que sin realizar nada al respecto continúas acumulando esa energía, de que, a pesar del lapso, este hecho se sigue actualizando día tras día y, sobre todo, de que es posible que lo que ocurrió, tuviera que ver más con lo que los demás decían que tenía o debía ser y no con lo que tú querías.
A mí se me ocurre que mientras no pensamos, hacemos y decimos desde nuestro propio recinto (nuestro cuerpo), somos como aquel medio de cultivo que colocado en la caja Petri, espera a ser embarrado de la mezcolanza de excrementos sociales que se volatilizan de boca en boca, esperando a ser reproducido en masa para que se visualice bajo la lupa del microscopio mientras te destruyes y desapareces.
Sin embargo y a pesar de todo, te quiero compartir algo.
Si bien, en el momento en que aprendiste por terceras personas mediante la llamada educación lo que hoy te incomoda y/o aqueja, porque te dijeron que así tenía que ser y tú les delegaste tú poder, hoy eres el único, la única responsable de que tu poder regrese a ti, refiriéndome específicamente a que la culpabilización y la victimización, no tienen cabida para el crecimiento y desarrollo personal de nadie. De tal manera que, así como tus pensamientos rumiantes te han hecho enfermar, de igual manera y acompañado profesionalmente por personal capacitado en la salud mental, te pueden conducir para que tus propios pensamientos y acciones te generen la salud mental que estás buscando.
Hoy concluyo este artículo recordando lo que alguna vez dijo Hipócrates: “Antes de sanar a alguien, pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que le enfermaron.” ¿Estás dispuesta, dispuesto?
Narciso Hernández Muñoz
Psicólogo | Psicoterapeuta Humanista