La verdadera vocación de Lilly Téllez es la actuación, así lo demostró desde que, como reportera de TV Azteca se prestó para un espectáculo en la búsqueda de una niña que desgraciadamente apareció muerta en la misma cama en la que la hoy senadora del PAN realizó una entrevista, todo para enaltecer a Peña Nieto entonces gobernador del Estado de México; unos años después también actuaba y con voz doblegada le preguntaba al ya presidente Peña ¿Cómo hizo usted para ser tan valiente y hacer las reformas estructurales?
No sé si fue ahí o desde antes descubrió que la actuación se parecía mucho a la mentira; pero ya en su encuentro con Andrés Manuel López Obrador le mintió, actuó y obtuvo la candidatura al senado de la República por MORENA del estado de Sonora, con voz emocionada pedía el voto para impulsar la Cuarta Transformación de la vida pública nacional, pedía votar a favor de MORENA, beneficiada por la ola de López Obrador se hizo senadora y de inmediato dio la espalda a las causas de la izquierda, se manifestó en contra de la progresión de los derechos de las mujeres y se pasó al PAN con quienes comparte ideología y es activista de FRENAA, la agrupación de ultraderecha que acusa al gobierno de López Obrador de comunista.
La senadora Téllez finalmente se muestra como es, traidora a todo pacto de civilidad política e histriónica se sube a la tribuna que “ganó” por MORENA, para golpear a López Obrador a su gobierno y a sus funcionarios. Claro que volverá a traicionar, ahora a los panistas que emocionados aplauden su farsa.
Esa historia la conocemos bien en Tlaxcala, aquí Minerva Hernández la ahora también senadora por el PAN, actuó, mintió y finalmente traicionó al PRD cuando declinó a favor de Adriana Dávila en el 2010 en un fallido intento por ser gobernadora. Antes ya había traicionado a su mentor Alfonso Sánchez Anaya, quien la hizo Secretaria de Finanzas estatal y diputada federal plurinominal. Del PRD pasó al PAN, no sin antes tomarse la foto con el hoy presidente López Obrador, en aquél 2006 Minerva colocaba espectaculares en Tlaxcala a lado del hoy presidente, ahora es su acérrima adversaria. La traición es la marca de Mine y lo volverá a hacer, ahora en contra de los panistas-perredistas que se suman a su nuevo proyecto.
Un ejemplo más, Claudia Pérez diputada suplente de Lorena Cuéllar, no era más que una política panista trabajadora pero acomplejada, siempre buscó destacar y no salía de las batallas internas panistas. Uso el chantaje para formar grupos políticos y coaccionó desde el poder que le daba su investidura como juez, para hacerse de operadores políticos temerosos de la ley, su grupo es más de choque que de argumentos.
El “impulso procesal” era su marca según indican los litigantes que la conocen, y la derecha es su forma de pensar y entender la acción política, pero la traición es la marca que le distingue. Hoy deambula con la militancia de MORENA, para definirse como adversaria de quien es la titular de la diputación que ostenta, busca ser la candidata de MORENA por la capital cuando a los militantes de aquél partido los tachó de locos y nacos en el 2013. Volverá a traicionar a los morenistas incautos que creen en ella.
Al final Lilly, Mine y Claudia son tres caras de la misma moneda. Las tres engañaron a quienes les apoyaron, las tres no dudan en traicionar, las tres son mujeres con sueños de grandeza que no conocen de lealtad ni civilidad política. La crítica se hace a las políticas y a su actuación que muy bien las define como histriónicas en la mentira y aduladoras en la orfandad.
Los políticos y líderes debieran aprender a distinguir los síntomas de la traición. Uno de los principales es la adulación. Los aduladores ya conversos son histriónicos para atacar a quien antes les apoyo.
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