- Parejas de enamorados simbolizan con un candado su propia historia
- La historia se remonta a un relato serbio de la Primera Guerra Mundial
Dicen que al amor hay que ponerlo bajo siete llaves… y luego deshacerse de todas esas llaves para que nunca se escape.
Desde hace décadas, los puentes del río Sena, en París, se han visto infestados por miles de candados, con los que las parejas de enamorado quieren «cerrar» su amor para siempre.
Los “candados del amor” también se han vuelto una tradición romántica en otras ciudades, como Roma.
Ahora tiene su versión en Tlaxcala con el sello mexicano y de su tiempo. Estos candados de amor se encuentran ya, firmemente cerrados, en el barandal del mirador las Escalinatas de los Héroes.
Ni la actual pandemia ha podido detener la proliferación de estos dispositivos, con los que los tlaxcaltecas quieren atrapar sus sentimientos… y luego desaparecer las llaves.
La historia de los candados de amor se remonta a un melancólico cuento serbio de la Primera Guerra Mundial, con una mención al puente Ljubavi («El Puente del Amor») en el pueblo balneario de Vrnjačka.
A décadas y kilómetros de distancia, esa historia encuentra una reedición en tierra tlaxcalteca.