El dirigente estatal del PRI, Noé Rodríguez Roldán, acusó hace unos días al gobierno federal de darle un “uso electorero” a la aplicación de la vacuna contra el covid.
Alega que los mal llamados servidores de la nación le están tomando fotografías a las credenciales de elector de los viejitos que ya recibieron el biológico y que eso es un claro indicio de que para el día de la elección, el 6 de junio, las huestes morenas van a presionar a los adultos mayores para que salgan en tropel a votar por los candidatos morenos y a rescatar en las urnas a la Transformación de Cuarta.
No sé en qué momento el ínclito dirigente priista empezó a sangrar por la mordidota que se dio en la lengua.
Quizás al ex secretario de Comunicaciones y Transportes del Estado no sepa, por lo inocente que es, o no le han pasado el dato que, por ejemplo, los programas que está otorgando el gobierno del estado, como el “apoyo” de 500 pesotes al mes para mujeres en situación de pobreza, es requisito indispensable que las beneficiarias entreguen una copia de su credencial de elector, además de que se les toman fotos de sus rostros y se registran todos sus datos personales.
¿Qué explicación le dará el ex suspirante a la silla de gobierno de Tlaxcala a esa práctica, casi tan longeva como el PRI?
Noé le champa al gobierno de López Obrador que “lastimosamente recurre al arma electoral de la vacuna, lucrando y jugando con la salud de todos los mexicanos”. Aquí deberían de entrar los violines de Villafontana con una pieza lacrimógena para conmover a los ciudadanos, mientras Noé Rodríguez se enjuga una lagrimita con un kleenex. ¡Maldito Peje!.
En la guerra de mapaches que se va a dejar venir en los siguientes meses, van a salir a relucir estos y más reclamos, que en el caso del PRI no son más que hipocresía pura, toda vez que ellos, los priistas, los dinos y los bebesaurios de ahora, son los másters de la manipulación de los ciudadanos para ganar las elecciones.
Si hay un partido político que para entregar credenciales de militancia u otorgar candidaturas, exige a sus aspirantes que tengan un posgrado en ingeniería electoral, ese es el Revolucionario Institucional.
Son los héroes de la película, papá, en materia de uso electorero de los programas asistencialistas. ¿O no sabrá Noé Rodríguez por qué Tetla tiene el apellido “de la Solidaridad? Está pelón que no lo sepa.
Por eso mueve a risa lo que el dirigente priista reprocha a sus nietos de Morena, porque para esto, sus hijos bastardos son los marrulleros perredistas y sus primos carnales vienen a ser los panistas, nomás que a estos hay que darles concesiones o al menos bolsas de Louis Vuitton repletas de fajos de a mil o, si se puede, pues mejor dolaritos. Como diría Pompín Iglesias, qué bonita familia, qué bonita familia.
Así que el PRI no se desgarre las vestiduras, porque debajo de sus trapos uno se va a encontrar con el Manual del Perfecto Mapache. Y se los firmo.
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